ABRAHAM, PADRE EN LA FE, PATRIARCA DEL PUEBLO DE ISRAEL
Había una vez un hombre llamado Abram. Un día Dios vino a hablar con Abram, y este le preguntó: "¿Quién se quedará con todas mis cosas cuando yo muera?".
Dios prometió a Abram y a su esposa Sarah que un día serían padres, a pesar de que eran mayores y no tenían hijos.
Dios no estaba seguro de que Abram hubiera entendido. Así que lo llevó afuera y dijo; "¿Ves todas las estrellas que hay en el cielo"? Cuando Abram levantó sus ojos, todo el cielo nocturno estaba lleno de estrellas, y eran tantas que nunca podría contarlas todas. Luego Dios dijo; "así mismo tendrás muchos hijos".
Algunos años más tarde cuando Abram tenía noventa años (era mayor que tus abuelos) el Señor decidió cambiar el nombre de Abram por Abraham, que significa "padre de muchos pueblos." Y también cambió el nombre de Sarah por Sarah.
Dios les dijo nuevamente que serían padres y que tendrían un hijo. ¡Esta vez Abraham rió tan fuerte que cayó sobre su rostro! Era difícil de creer que él y Sarah tendrían un hijo a su avanzada edad.
Un día llegaron tres visitantes a la casa de Abraham. El se apresuró a salir a su encuentro. "¿Puedo ofrecerles algo de comer y de beber?" preguntó Abraham. "Por favor sigan y acompáñennos, y descansen en el sofá."
Los visitantes accedieron, y Abraham les trajo un poco de pan fresco, leche y hamburguesas.
Mientras los visitantes comían le preguntaron a Abraham, "¿dónde está tu esposa Sarah?" Abraham pensó que esto era un poco extraño, pero contestó; "está en la otra habitación".
Entonces uno de los hombres habló y dijo, "regresaré a visitarte por esta época el año que viene, y Sarah tendrá un hijo."
Ahora Sarah estaba escuchando detrás de la puerta de la sala. Comenzó a reír, pero cubrió su boca y se rió para sí porque no quería que la oyeran. Luego se dijo; "¿Cómo puedo tener un hijo, si tengo casi cien años?"
Más tarde, cuando los visitantes se habían ido, Abraham y Sarah se percataron de que el hombre que les había dicho esto era en realidad Dios.
Un año más tarde Sarah realmente tuvo un hijo. Ella y Abraham le pusieron el nombre de Isaac, que significa "se ríe."
Ambos estaban muy emocionados y recordaron dar gracias a Dios por Isaac. Isaac tuvo a Jacob que a su vez tuvo doce hijos entre los que estaba Josué que fue quien ayudó a sus hermanos a establecerse en Egipto y con ellos llegaron otros muchos Israelitas siguiendo sus pasos.
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